
El importante legado de Monseñor Castro que continuará inspirando la misión de la CCN
- On 8 de agosto de 2022
“El postconflicto es la reconstrucción del país, una reconstrucción hecha de tal manera que no deje puertas abiertas para echarse par atrás, es decir, para volver a la guerra, sino que de verdad sea ir haciendo un país donde la forma de convivir, de ninguna manera evoque la necesidad de la guerra”: Monseñor Luis Augusto Castro (Q.E.P.D).
La Iglesia Católica colombiana despidió el pasado martes 02 de agosto a uno de sus pastores más queridos y comprometidos con la paz del país, fiel creyente de la urgencia e importancia de la reconciliación; nuestra Comisión de Conciliación Nacional lamenta profundamente la partida de quien fue uno de sus presidentes y miembros fundadores más activos e inspiradores. Sus luchas, sueños y enseñanzas continuarán guiando nuestra misión en favor de Colombia y de quienes más sufren por causa del conflicto armado que vivimos.
Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, quien fungió como presidente de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) entre los periodos 2005 – 2008 y 2014 – 2017 , tiempo en el que estuvo elegido como presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), fue y siempre será recordado como uno de los más importantes artesanos de paz en Colombia, convencido de la tarea protagonista que tiene la Iglesia Católica de apoyar y animar la búsqueda de reconciliación.
Prudente y discreto en su misión, este religioso consolato, caracterizado por su sencillez y sensibilidad frente al dolor humano, actuó como facilitador de acercamientos con grupos armados ilegales y fue uno de los protagonistas en el apoyo que brindó la Iglesia Católica al proceso de paz entre el Gobierno Nacional y la entonces guerrilla de las FARC, así como animar posibilidades de acercamiento con el ELN.
Mientras lideró la CCN, monseñor Castro no dudó en recorrer zonas selváticas difíciles y participar en numerosas reuniones y gestiones humanitarias, hasta lograr los acuerdos necesarios para la liberación de miembros de las Fuerzas Armadas y civiles secuestrados por grupos guerrilleros; así mismo, ayudó a que centenares de familias amenazadas y víctimas del conflicto armado consiguieran asilo y protección en otros países.
Desde la Comisión de Conciliación Nacional, el prelado también se desempeñó como mediador con el gobierno de Venezuela del entonces presidente Hugo Chávez, junto con la ex senadora Piedad Córdoba, para lograr la liberación de policías, soldados y ciudadanos extranjeros que permanecieron varios años privados de la libertad en las selvas de Colombia.
El también Arzobispo Emérito de Tunja fue autor de múltiples publicaciones, varias de ellas, sobre temas asociados al perdón, las víctimas y el postconflicto, como: ‘Deja de correr: la reconciliación desde las víctimas’; ‘El caballero de la triste armadura: de los compromisos de la paz y el postconflicto’; y ‘Verdad, justicia, reparación y no repetición’.
Entre muchas otras menciones, el 24 de noviembre del 2010, monseñor Castro Quiroga recibió el Premio Nacional de Paz, por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, diferentes medios de comunicación y la Fundación Friedrich Ebert Stiftung en Colombia, se trató de un importante reconocimiento a su labor por la defensa de la vida y la reconciliación.
Este apreciado pastor de la Iglesia del que Colombia se despidió el pasado martes 02 de agosto y que deja un enorme legado para tantos desafíos que tiene la hoy la nación, estaba convencido de la importancia de prepararse para el posconflicto, de sensibilizarse ante el dolor de los demás; de respetar la vida y promover la solidaridad, la equidad y la convivencia pacífica; de la necesidad de cambiar la mentalidad, de no ceder ante la impunidad y trabajar siempre en favor de la reconciliación y el diálogo como camino real hacia la paz.
“Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9)