27. Entretejiendo memorias en la cárcel de Yopal

OBSERVATORIO - CASOS - DIOCÉSIS DE YOPAL

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Lugar: Yopal, Casanare.
Modalidad: Memoria histórica.
Tipo: Antropológica, Ecológica y Teleológica
Autores: Iglesia Católica a través del sacerdote Luis Camacho y monseñor Edgar Aristizábal junto con el INPEC de Yopal, Casanare
Participantes: Instituto Nacional Penitenciario (INPEC), Iglesia Católica a través del sacerdote Luis Camacho y monseñor Edgar Aristizábal, y comunidad de excombatientes de la cárdel de Yopal, Casanare
Otros: Fundación Mariposas
Objetivo: Abordar los temas de la pedagogía de la memoria histórica del conflicto armado colombiano y generar espacios de reflexión en torno a los derechos humanos, la apropiación social de la memoria y la no repetición.
Timeline: Desde el año 2016 hasta la actualidad
Duración Siete años y en proceso de consolidación
Descripción de la experiencia

A mediados del siglo XX surge una teoría social que difiere de aquellas nociones que hablan de la política, el individuo y el poder resaltando su racionalidad, verticalidad, centralización e institucionalidad, para analizar el poder y la violencia, como factores estructurantes de las relaciones y el orden social cuyo poder construye sujetos violentos en la cotidianidad, no como resultado del ejercicio vertical, institucional y soberano del Estado, sino como prácticas y mecanismos disciplinarios ejercidos sobre y a través de los seres humanos, utilizando su cuerpo, y haciendo de aquellos sujetos producto y productores de orden social (Trujillo, 2014, p,10); así es como Foucault (1976) entiende las nociones de la política y el poder, esto es, comprende la violencia no como algo externo que atenta el orden, sino como un componente intrínseco al ser humano.

De manera coherente, con esa compresión del poder y la violencia, Foucault entiende al ser humano no como un individuo sobre el que se deposita el poder, sino como un sujeto a través del cual se tramita y reproduce este (Foucault, 1976); en esta conceptualización, Foucault nos invita a analizar el cómo del poder, es decir, la manera como este se ejerce y cómo influye en la construcción de sujetos: “se trata de preguntarse cómo funcionan las cosas en el nivel de aquellos procesos continuos e ininterrumpidos que sujetan los cuerpos, dirigen los gestos, rigen los comportamientos” (Foucault, 1976, p, 38).

Si trasladamos esta visión a experiencias vividas por los excombatiente de grupos armados ilegales en Colombia, implica interpretar que fueron cuerpos construidos para el combate; ser combatiente de un grupo armado es un oficio, un quehacer, que desde Bourdieu (2000; 2002), es algo que se aprende en el tiempo a través de prácticas cotidianas y repetitivas; los primeros meses de militancia, en los grupos paramilitares o guerrilleros, implican entrenamientos físicos, ejercicios con y sin armas, donde las municiones utilizadas son verdaderas y en cuyas pruebas muchos mueren (Waldmann, 1997); el “acoplamiento psicológico no es más que el adiestramiento del combatiente para matar a su enemigo, para que se acostumbre a la muerte y no tenga miedo de la guerra” (Trujillo, 2014, p, 16); así, se instruye, se instaura, y se construye el sujeto, y a su cuerpo, para la guerra, pues, son precisamente los entrenamientos físicos aquellos espacios utilizados para construir al sujeto combatiente, incorporarlo a la vida y dinámicas de la milicia, moldear y disciplinar sus cuerpos para la guerra, aleccionarlos en estrategias tanto armadas como políticas y, especialmente, implantar barreras simbólicas que les permitan diferenciar quienes pertenecen a una organización y quiénes no (Uribe, 2004).

Dentro de la construcción de memoria histórica, las memorias de los excombatientes son importantes porque ellos fueron parte del conflicto al ejercer violencia; de tal forma, aportaron en la construcción de historia, una historia violenta, y ahora en el presente, en línea de la construcción de reconciliación y paz, se requiere una predisposición hacia el pasado, es decir, revaluar su uso en el presente y redefinir los sujetos y eventos articuladores de la historia (Gómez, 2018, p,71), que no limiten el horizonte de futuro de algunas personas por la supresión de algunas de sus memorias violentas, como es el caso de los excombatientes; en este contexto, se inscriben las acciones de Isaac Roa Cruz (protagonista de este caso), que con el ánimo de continuar su labor de construcción de memoria en el territorio de Casanare, ayudó a edificar la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), con el apoyo del Instituto Nacional Penitenciario (INPEC), la Iglesia Católica a través del sacerdote Luis Camacho y monseñor Edgar Aristizábal, llevando a cabo Talleres denominados Entretejiendo Memorias, en la Cárcel de Yopal, Casanare, donde participó la comunidad carcelaria y funcionarios invitados de entidades como la Defensoría del Pueblo, la Gobernación de Casanare, la Oficina Interamericana para la Paz y el Desarrollo Sostenible, la Unidad para las Víctimas y especialistas en derechos humanos; la intención de dichos Talleres, en palabras de Isaac: “fue abordar los temas de la pedagogía de la memoria histórica del conflicto armado colombiano y generar reflexiones sobre los derechos humanos, la apropiación social de la memoria y la no repetición”.

Con estrategias didácticas participativas, estos Talleres permiten conocer la importancia del uso de fuentes documentales en la construcción de pensamiento y el ejercicio de pedagogía y memoria histórica realizándose un énfasis en el manejo del Archivo de los Derechos Humanos y las fuentes ofrecidas por el CNMH, con herramientas conceptuales, con el fin de integrarlas a una transformación positiva y creativa de los conflictos en los espacios carcelarios desde un enfoque psicosocial en el ámbito personal, social y profesional; así, tal y como lo comenta Isaac Roa, “los excombatientes se unieron en un proceso de paz y reconciliación creando y contando sus experiencias, para no replicar más la guerra; junto con la Pastoral Social Penitenciaria y la Iglesia Católica se apoyó los programas y los semilleros de paz en el Centro Penitenciario de Yopal, Casanare, donde seguiremos luchando por esa paz y esa reconciliación que queremos realizar en Escuelas de Paz donde estamos formando en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario”.

De igual manera, esta construcción de memoria, a través de los excombatientes, se ha constituido en un medio para sanar espiritualmente y reconstruir el cuerpo y la humanidad que les fueron arrebatadas durante el conflicto armado; esto permite reflexionar que, en la construcción de la memoria, se debe reconocer la dimensión política y órdenes de poder que la atraviesan, determinando la selección de los acontecimientos, interpretaciones y testigos que serán escuchados, dando validez a la versión establecida como valedera según el contexto histórico, político y social donde se reconstruya (Gómez, 2018, p,72); de ahí que la voz de los excombatientes que busca reapropiarse del pasado, integrando su voz a la historia del conflicto armado y a la memoria pública, tiene todo el sentido ya que al ser reconocidas en una continuidad histórica se aporta a reinterpretaciones del pasado y en la posible transformación y construcción conjunta de futuros admisibles para ellos y el país.

Para Isaac, estas actividades son decisivas “para provocar un sentido de pertenencia grupal a través del acto de contar y recordar tanto momentos de felicidad como de tristeza, haciendo posible que, como grupo, se generen vínculos de confianza, respeto y escucha frente a las experiencias vividas por cada uno de ellos”, en donde el gran impacto de estos Talleres se pueden vislumbrar en una de las experiencias que tuvieron, tal como lo cuenta Isaac: “un muchacho que ocupó algún cargo de jerarquía de mando dentro de las FARC-EP, participó en varios retiros y fue protagonista y docente de uno de los diplomados de Paz y Reconciliación y nos decía: Gracias por darme la oportunidad de estar en estos espacios, gracias a su apoyo y al apoyo de la Iglesia Católica, no iré más a la guerra, ni tomaré las armas”; así, en la cárcel de Yopal, se entretejen memorias y se hacen entregas simbólicas (de manillas tejidas por ellos) como señales de paz, reconciliación y perdón con la esperanza de no repetición.

Fuentes.

 Bourdieu, P (2002), Razones prácticas: sobre la teoría de la acción, Barcelona: Editorial Anagrama.

 Bourdieu, P (2000), La dominación masculina, Barcelona: Editorial Anagrama.

 Foucault, M (1976), Vigilar y Castigar, El nacimiento de la prisión, Traducción de Aurelio Garzón del Camino, México: Siglo XXI.

 Trujillo, A (2014), Excombatientes, Haciendo Memoria a través de Historias de vida -y de muerte-, Memoria Académica, 1-27.

 Uribe, M (2004), Antropología de la Inhumanidad, Un Ensayo interpretativo sobre el terror en Colombia, Bogotá: Grupo Editorial Norma.

 Waldmann, P (1997), Cotidianización de la violencia: El ejemplo de Colombia, Análisis político, (32).

Resultado
Junto al Instituto Nacional Penitenciario (INPEC), la Iglesia Católica y la Pastoral Social Penitenciaria, se han logrado iniciativas de paz en el centro penitenciario de Yopal, Casanare, al instaurar una cultura de paz y reconciliación entre víctimas y victimarios en diferentes talleres, en donde la construcción de memoria histórica ha sido un ejercicio colectivo, incluyente, pluricultural, espiritual y donde entran todas las voces.