22. Todos por un mismo sentir, Todos por una misma causa

OBSERVATORIO - CASOS - DIOCÉSIS DE YOPAL

Alt Text
Lugar: Yopal, Casanare.
Modalidad: Reconciliación.
Tipo: Antropológica y Estructural
Autores: Las iglesias cristiana y católica
Participantes: Iglesias Cristianas, Monseñor Edgar Aristizabal Obispo de Yopal, Sacerdote Luis Camacho y los 19 Sacerdotes del Municipio.
Otros: Gobernación de Casanare y Alcaldía de Yopal
Objetivo: 1) Articular como sector religioso católico y cristiano procesos de paz y reconciliación; 2) Mitigar los impactos de la violencia en la salud mental que fortalezcan el entorno familiar y construcción de tejido social en el municipio
Timeline: Pandemia del Covid, desde marzo del año 2020
Duración Siete años y en proceso de consolidación
Descripción de la experiencia

La historia del Casanare parece estar marcada por una dupla problemática, trágica y recurrente, que está cubierta por cenizas y polvo que han dejado años de conflicto armado, cultivos ilícitos, poblaciones desplazadas, corrupción y regalías petroleras en la región; por un lado, se destaca la pobreza y el abandono estatal, del otro, una violencia sistemática que se remonta al siglo XX, principalmente, desde los años 40 y 50, y que, sin perder esa tradición campesina, adquiere una visión distinta a partir de los años 60 y 70 hasta el presente: el conflicto armado; alrededor de los años 90, con el auge del petróleo, surge en Casanare el paramilitarismo con el grupo de Martín Llanos y las Autodefensas Unidas del Casanare, que llega a disputarse con las guerrillas del ELN y las Farc-EP, los territorios donde hicieron presencia las multinacionales petroleras, buscando apoderarse del manejo de los recursos naturales y del control político de la región (Rojas, 2016, p, 100).

Esta fragmentación, ocasionada por un conflicto armado que ha trascendido en el tiempo, pero con diferentes actores y matices, ha generado una ruptura del tejido social debido a la pérdida de mecanismos de protección contra la violencia, que es la reconciliación de las comunidades, y también ciertas capacidades de organización de los grupos sociales para mitigar la violencia y generar mecanismos que permitan prevenirla; para hacer frente a esta necesidad de reconciliación, desde el 2016, se genera la propuesta de articular a la comunidad desde el sector religioso, Iglesia Católica y Cristiana de Casanare, con el objetivo de mitigar la polarización generada por un pasado violento; como lo menciona el pastor Josué Neira Álvarez (protagonista de este caso), fue “a través de un Diplomado de Paz y Reconciliación conformado por la Diócesis de Yopal, que vimos la gran necesidad de minimizar las diferencias entre iglesias católica y cristiana y nace el deseo de generar actividades y espacios de encuentro entre pastores y sacerdotes, para identificar las dificultades y posibles acciones que permitieran la construcción de tejido social en el municipio”.

En esta medida, la reconciliación desde el sector religioso significó “la restauración de una relación rota a un estado de relación correcta” (Philpott, 2007, p, 97); es decir, contrario a lo que sucede en la teoría liberal, en la cual la restauración de la relación correcta es cuando los ciudadanos vuelven a respetar y a reconocer el Estado de Derecho y los Derechos Humanos (la relación correcta es entre el individuo y el Estado, es decir, una relación vertical), desde la religión se espera una restauración más completa que se concentra en la relación entre individuos (relación horizontal) en la que se “incluyen disculpas, perdón, reconocimiento empático del sufrimiento y la transformación de la enemistad entre grupos e individuos” (Philpott, 2007, p, 97); así, las Iglesias Católica y Cristiana han asumido en Casanare varios roles frente a la construcción de paz: defensores, intermediarios, veedores, educadores, actores institucionales, entre otros; aunque estos roles son comunes en la construcción de paz y reconciliación, en los elementos más especiales del actuar como sacerdotes e Iglesia en la construcción de paz es la introducción de nociones/valores que están fuertemente ligados a aspectos relacionales y psicoemocionales, como la humildad, la tolerancia o la misericordia, con lo que se apartan de una mirada meramente Estado-centrista para adoptar una más enfocada en la persona humana y sus relaciones.

Desde la Pandemia del Covid, se evidenciaron grandes impactos en la salud mental de los casanareños, estos efectos se conjugan con el diario vivir, con los problemas de salud mental históricos como pueden ser la violencia, la depresión, el suicidio, el consumo de sustancias psicoactivas, el alcohol, entre otras; por ello, el pastor José Álvarez señala cómo se generaron tiempos de oración para visibilizar estas situaciones y crear espacios que permitieran a la comunidad empoderar y disuadir a buscar esa paz interior, es decir, la paz se construye desde adentro; esto ha traído un alivio en términos de salud mental, debido a que las oraciones desde lo individual o grupal dan un sentido de conexión con Dios y con los otros para sanar o transformar las violencias pasadas, con la finalidad de fortalecer el entorno familiar, que es el más afectado por la violencia física, psicológica y emocional entre padres e hijos.

La Diócesis de Yopal, como se observa, ha sido un cimiento en el reconocimiento que el sector religioso es el más incidente en los prospectos de creencias e ideologías que influyen y fundamentan a las personas, donde es responsabilidad de los líderes religiosos difundir los principios de hermandad y reconciliación; primero, si bien los actores y autores religiosos también entienden la reconciliación como un proceso para (re)construir relaciones correctas entre individuos y grupos de una sociedad, estas relaciones no se limitan a la reciprocidad democrática, sino que se extiende a una restauración más completa, que incluye disculpas, perdón, reconocimiento empático del sufrimiento y la transformación de la enemistad entre grupos e individuos; así, “la religión tiene una relación interactiva recíproca con todos los demás fenómenos y procesos sociales: influye y, al tiempo, es influenciada por, actúa y reacciona, es tanto causa como efecto, en el sistema social más amplio del que forma parte” (Hertog, 2010, p, 71); así, los actores religiosos que participan en construcción de paz -sobre todo si se involucran a largo plazo y buscan ser efectivos- no lo harán en solitario, sino que cooperarán con otros actores seculares y religiosos, cada uno de los cuales puede contribuir desde su propia perspectiva (Appleby, 2000; Hertog, 2010).

En este sentido, el proceso de reconciliación parte de la disposición a abrazar, acoger, al otro; esta voluntad de acoger permite que las partes dejen de insistir sólo en la justicia de su propia causa (propiciando la lucha), para pasar a disponerse a entender la posición de la otra parte, esto implica una voluntad de excluir el odio que ciega por el fuego que lleva consigo; tal como lo menciona el pastor José Álvarez, como actor principal de este caso, “independientemente de nuestras creencias o algunas posturas ideológicas, hemos entendido que nos une un solo Dios y un solo Espíritu y servimos por una sola causa”; este cambio de perspectiva frente a aquel que ha hecho daño, la religión introduce una de las herramientas distintivas, innovadoras y controvertidas: el perdón, así la iglesia favorece formas de justicia restaurativa -por sobre la retributiva-, al instante de abordar la reconciliación.

Fuentes.

 Appleby, S (2000), The Ambivalence of the Sacred: Religion, Violence and Reconciliation, New York: Oxford: Rowman y Littlefield Publishers.

 Hertog, K (2010), The Complex Reality of Religious Peacebuilding: Conceptual Contributions and Critical Analysis, Lexington Books.

 Rojas, R (2016), Huellas del conflicto armado en Casanare por causa de la explotación petrolera en los años 90, Derecho y Realidad,14 (28), 97-108.

 Philpott, D (2007), Religion, Reconciliation, and Transitional Justice: The State of the Field, New York: Social Science Research Council, doi:http://dxdoiorg/102139/ssrn1417034.