El Corregimiento de Libertad, municipio de San Onofre, Sucre, tuvo presencia de las guerrillas de las FARC-EP, el ELN y el ERP, desde finales de los años noventa, y para 1997 los hermanos Castaño y Salvatore Mancuso crearon el bloque Montes de María, cuyo principal objetivo fue apoderase de la zona a causa de su importancia estratégica en la costa Caribe (Observatorio de Cultura, Política, Paz, Convivencia y Desarrollo de los Montes de María, 2008; CNRR, 2008); en este contexto, la población sufrió el conflicto armado más de ocho años registrándose varios homicidios selectivos en la zona, equiparando campesinos por guerrilleros, pero a diferencia de los otros municipios de Montes de María, en San Onofre los paramilitares llegaron con el ánimo de instalar sus campamentos y garantizar así el tráfico de droga, hecho que generó diversas formas de violencia basadas en el disciplinamiento de la vida cotidiana, y en la exacerbación de estructuras de exclusión existentes tales como la pobreza, el sexismo y el racismo (CNRR, 2008).
Como lo menciona Adriana Porras Murillo (protagonista de esta historia), “la impotencia era uno de los sentimientos que más atormentaba al pueblo”, haciéndose imposible la organización social y política de los lugareños, solo hasta el año 2004 con la captura de los jefes paramilitares alias “El Oso” y el “El profe” (aunque se sentía aún bastante opresión en manos de alias “Diomedes”), la situación fue mudando paulatinamente; en todo caso, este fue el precedente para El día de la resistencia en Libertad el 14 de junio de 2004, cuando, en medio de una fiesta alias “Diomedes” detuvo arbitrariamente a un joven del pueblo que, según el paramilitar, “lo estaba retando con la mirada” (CNMH, 2010, p 317); después de maltratarlo en la fiesta, “Diomedes” lo amarró a un poste con la intención de asesinarlo; el joven logró escapar y se dirigió a la casa de su familia, perseguido por “Diomedes”, allí el tío del joven desafió al paramilitar y la gente empezó a reunirse alrededor de estos dos: “En este momento, la comunidad se revolucionó”, exclamó Adriana Porras, en medio de gritos, la masa, armada de palos y machetes, persiguió a “Diomedes” como llevada por un impulso desenfrenado; este fue alcanzado a la altura del puente y allí murió linchado por la horda de gente, a los subalternos del comandante los desterraron, detuvieron a los hombres de la comunidad que hacían parte del grupo paramilitar, decomisaron sus armas y, luego, la gente realizó guardias para vigilar las entradas del corregimiento.
Debido a este episodio, se reactivaron los liderazgos antes sometidos por el paramilitarismo y se aunaron fuerzas para exigir la reparación por los daños, como es el caso de la enfermera Adriana Porras que desde el año 2006 lidera la iniciativa Resistencia y dignificación de las mujeres de raza negra de Libertad, en cooperación con Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz (IMP) y la Fiscalía (Unidad de Justicia y Paz) de Bogotá, que procura dignificar a las mujeres afrodescendientes en Sucre, a través de la denuncia, el acompañamiento y la búsqueda de justicia en los casos de violencia sexual y de género presentados en el territorio (ONU Mujeres, 2013, pp 83-84); este acto de resistencia está simbolizado en la estatua de La Libertad Negra, en el centro de la plaza del pueblo como un “acontecimiento, un feroz acto de disputa que evocan sentidos por esclarecer, memorias por defender o impugnar y legados que operan de manera silenciosa” (Ortega, 2011, p 36).
La labor de Adriana Porras en Libertad, permite identificar cuatro lecciones aprendidas: 1) el fortalecimiento de organizaciones sociales y comunitarias que, desde la interlocución con instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales y actores políticos, han permitido a la comunidad tomar decisiones y regenerar los vínculos rotos producto de la violencia; 2) la apropiación de las identidades étnicas como un lugar de resistencia, donde el Consejo Comunitario tiene un lugar de enunciación privilegiado al gozar de gran legitimidad dentro del panorama multicultural estatal colombiano y, por lo tanto, es una ventana de oportunidad para recuperar las tradiciones afro caribeñas como un lugar de resiliencia ante la guerra; 3) la defensa de los derechos a partir de un enfoque étnico, de género e intergeneracional, ha llevado a la resignificación del concepto de territorio, la exploración de historias, reconocimiento de derechos y tradiciones afrodescendientes, lo que se ha traducido en un fortalecimiento del discurso étnico en Libertad como una oportunidad para el posicionamiento a nivel departamental y nacional; y 4) la importancia de la convergencia de actores, entre más integración e intercambio, mayor incidencia tendrán sobre su territorio, mediante la inclusión de los jóvenes, las mujeres, la población indígena, los actores institucionales y la Iglesia Católica.
Fuentes.
• CNMH [Centro Nacional de Memoria Histórica] (2010) La tierra en disputa, Bogotá: Taurus.
• CNRR [Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación] (2008) Plan de Reparación Colectiva Libertad, Corregimiento de San Onofre, Sucre.
• Observatorio de Cultura, Política, Paz, Convivencia y Desarrollo de los Montes de María (2008) Documento de contexto, Universidad de Cartagena.
• ONU Mujeres (2013) Gestando la paz, haciendo memoria, Iniciativas locales de construcción de paz en Colombia desde la perspectiva de las mujeres, Recuperado de: http://wwwbdigitalunaleduco/54068/1/Gestandolapazhaciendomemoriapdf.
• Ortega, F (2011) Introducción, En: Veena Das: sujetos del dolor, agentes de dignidad, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar.