21. Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM)

OBSERVATORIO - CASOS - DIOCÉSIS DE BARRANCABERMEJA

Lugar: Barrancabermeja, Santander.
Modalidad: Reconciliación.
Tipo: Antropológia y Estructural
Autores: PDPMM
Participantes: Diócesis de Barrancabermeja, ECOPETROL , Comité de Derechos Humanos de la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo USO, Sindicatos, Trabajadores, Hermanas Juanistas, ONGs derechos humanos, Cooperación Internacional
Otros: Diócesis de Barrancabermeja, ECOPETROL , Comité de Derechos Humanos de la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo USO, Sindicatos, Trabajadores, Hermanas Juanistas, ONGs derechos humanos, Cooperación Internacional, organizaciones sociales de 32 municipios pertenencientes a los departamentos de Bolívar, Antioquia, Santander y Cesar.
Objetivo: Responder dos preguntas: ¿Por qué una región tan rica en recursos materiales tiene una población con altos índices de pobreza? ¿Por qué una población alegre, que ama la vida, mantiene altos índices de violencia en sus relaciones sociales?
Timeline: Desde 1974, consolidación en 1995, hasta la actualidad.
Duración 28 años desde su consolidación en 1995
Descripción de la experiencia

El Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM) nace de una pregunta conjunta entre la Unión Sindical de Obreros (USO), Ecopetrol y la Diócesis de Barrancabermeja quienes buscaban responder: ¿por qué el Magdalena Medio siendo una región tan abundante en recursos naturales es, a la vez, una zona marcada por la violencia y la pobreza? Esta pregunta dio inicio en 1995 a uno de los primeros intentos por indagar los orígenes del conflicto en la región y encontrar soluciones de paz que permitieran aprovechar el potencial de la zona para el desarrollo, por ejemplo, con la industria petrolera (Henriques, 2009); se trató, entonces, de un esfuerzo mancomunado que implicó la participación en todas las escalas: local, regional e, incluso, internacional.

Para responder a esta pregunta el equipo se planteó la necesidad de hacer un diagnóstico principal lo que implicó la articulación de dos nuevos actores: el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) y la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) quienes conformaron un equipo de investigación para hacer una primera aproximación al tema en la región; de este modo, se debe entender como un proceso que contó con cerca de 1500 personas, de todas las zonas del Magdalena Medio, quienes tradujeron el trabajo en un informe que tenía como fin ser un espacio abierto y democratizado de acceso para todos (Henriques, 2009); con este proceso, se pasó a una segunda dimensión, pues, el Programa se presentó ante el Banco Mundial para financiar sus objetivos logrando así el dinero necesario, esto tuvo un efecto cascada con la visibilidad que le otorgó dicha transacción, la Unión Europea también apoyó los procesos sobre todo los enfocados en el “Laboratorio de Paz” (Henriques, 2009).

Llegar a al PPDMM fue el resultado de un trabajo previo que ya venían haciendo distintos actores, uno de ellos fue la Iglesia que, desde la Diócesis de Barrancabermeja y la Pastoral Social, ya estaban buscando alternativas para mejorar la condición de vida de las personas en especial de las zonas más afectadas por la pobreza y la violencia; Ubensel Duque Rojas, protagonista de este caso, como el actual director del PDPMM rastrea estos procesos como la manera en que “Dios camina con su pueblo en busca de mejores condiciones de vida” entre los años 1974 y 1975 con la construcción de la Parroquia del Señor de los Milagros en la zona nororiental de la ciudad; esta parroquia es un hito importante para Ubensel porque allí se empezaron a gestar las primeras articulaciones entre los miembros de la Iglesia y los laicos que buscaban una transformación social; para él, este trabajo fue importante porque se identificaron tres problemáticas claras a las cuales se les dio respuesta con el trabajo conjunto entre la Iglesia, la comunidad y actores de carácter institucional como la Alcaldía y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; las tres problemáticas que identificaron fueron: i) los jóvenes de la zona que no tenían un horizonte o futuro claro; ii) la pobreza que atravesaban las familias de esa zona; y iii) la dominación que ejercían los hombres sobre las mujeres; ante este primer diagnóstico, se llevaron a cabo las siguientes soluciones que buscaban aportar a resolver dichos problemas: se creó el colegio Camilo Torres Restrepo para que los jóvenes pudieran terminar el ciclo académico; se abrió el Centro Comunitario para la Infancia que hacía las veces de guardería para la atención de la primera infancia; se crearon comedores comunitarios para garantizar alimento a las familias; y se conformaron Clubs de Amas de Casa que buscaban la capacitación en artes y oficios para las mujeres.

Según Ubensel esto dio origen a la Pastoral Social, pues, nació y creció con la capilla del Señor de los Milagros; para Plata & Figueroa (2017), la Pastoral Social de Barrancabermeja fue posible por la designación de clérigos que tenían una visión progresista de la religión y habían tenido experiencia en otros países, en particular resaltan el papel de Floresmiro Pérez, quien tuvo la visión de plantear la Pastoral Social como una “una estructura de apoyo, animación y subsidio” en combinación con lo que venía haciendo la Iglesia (Plata & Figueroa 2017); para estos dos autores, la Pastoral tiene dos fases o momentos, uno a finales de los años setenta y principios de los ochenta, que se conectó con las acciones colectivas de las movilizaciones sociales que buscaban la mejora de los derechos; y entre finales de los años ochenta hasta principios del dos mil, que se enfocó en promover y acompañar procesos de resistencia e iniciativas de paz de la región (Plata & Figueroa, 2017).

Para Ubensel, la Pastoral Social permitió aportar a los procesos de desarrollo comunitario así como a la expansión del mensaje del evangelio, pues se llevaron a cabo tres programas: i) voluntarios pastorales, que consistía en jóvenes que tuvieran la vocación para formar a nuevas generaciones, de manera comunitaria, con compromiso y vivencia cristiana; ii) el programa de soluciones educativas que buscaba abrir plazas educativas para que jóvenes pudieran terminar o expandir su proceso de formación, por ejemplo, siendo normalistas; y iii) un programa que buscaba apoyar el trabajo de la Pastoral Social en el que se buscaba fortalecer las comunidades Eclesiales de base para asumir de manera conjunta compromisos y acciones que llevaran a la vida real lo que predicaba el evangelio; a la par de este Programa, se fueron consolidando otros procesos de intervención como el Instituto Cristiano de Promoción Campesino que buscaba lograr un vínculo entre los jóvenes rurales, el cristianismo, procesos de agroecología y la educación.

El PDPMM inició labores en 29 municipios de 4 departamentos (Bolívar, Antioquia, Santander y César) en el marco de la investigación en torno a las causas del conflicto y la pobreza que, según Ubensel, eran necesarias para “poder transitar y encontrar respuestas estructurales”; uno de los ejemplos del impacto que tuvo el PDPMM, más allá de las labores investigativas, fue la Ciudadela Educativa que implicó la participación de lideres y lideresas, padres de familia, jóvenes, docentes, la Diócesis de Barrancabermeja, el Comité de derechos humanos, la USO, Ecopetrol, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Defensa y que hoy cuenta con cerca de cuatro mil estudiantes; para Ubensel esto es un ejemplo de que se pueden construir acciones de paz en medio del conflicto y no es necesario “esperar a que exista un acuerdo de paz para entrar a ver resultados, hay que ir haciéndolo en el camino para mostrar cómo es posible”.

También hay que resaltar el primer Laboratorio de Paz que fue financiado con dineros de la Unión Europea y que significó, esto es, para la UE el PDPMM y este Laboratorio era una alternativa para apoyar los procesos de paz que salían del apoyo tradicional que marcó el Plan Colombia, más de corte militar; en este caso, el Laboratorio se convirtió en una alternativa social que contaba con la participación de múltiples actores que buscaban hacerle frente a la violencia desde el trabajo, el diálogo y las necesidades comunitarias (Rivera, 2013); así, por ejemplo, como narra Ubensel, en el Laboratorio se crearon comunas de territorio de no violencia que consistían en un encuentro entre los líderes de las zonas afectadas, la Comisión Diocesana, la Pastoral Social, los Jesuitas y el PDPMM, para trazar y definir rutas con respuestas y acciones; al tratarse de un Programa que defendía la vida y la paz, miembros locales fueron macartizados por los actores armados, siendo asesinados cerca de 29 lideres y lideresas que hacían parte de los núcleos de pobladores, ocasionando una nueva fase para idear mecanismos de protección.

A pesar de las vicisitudes, el PDPMM ha logrado llevar al territorio acciones concretas a nivel local y regional, siendo reconocido en el 2001 con el premio nacional de paz; este reconocimiento fue el antecedente para que entre el año 2010 y 2011 se hiciera presión a las Farc-EP, a través del Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, Étnicas y Populares, para que avanzaran en los diálogos de paz los cuales culminaron en el 2016 con el Acuerdo; aún hoy en día Ubensel señala que el compromiso por la paz, por parte del PDPMM, sigue intacto, más aún, con el proceso de paz y el legado de la Comisión de la Verdad que debe seguir haciendo pedagogía de sus hallazgos que definen los factores de la persistencia del conflicto armado en Colombia.

Fuentes.

● Henriques, MB (2009), El laboratorio de paz del Magdalena Medio: ¿un verdadero” laboratorio de paz, J Restrepo, & D, Aponte, Guerra y violencias en Colombia: herramientas e interpretaciones, 501-544.

● Plata, WE, & Figueroa Salamanca, HH (2017), Iglesia, resistencia pacífica y no violencia, La Diócesis de Barrancabermeja, Colombia (1988-2005), Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, 22(1), 137-168.

● Rivera, J (2013), Una visión territorial del conflicto armado en Colombia: la Unión Europea y el Laboratorio de Paz del Magdalena Medio, como propuesta alternativa, Estudios Geográficos, 74(274), 341-356.

Resultado
Incidencia en numerosas organizaciones sociales localizadas en 32 municipios adscritos a cuatro departamentos del país (Antioquia, Bolívar, Cesar y Santander), bajo tres líneas estratégicas y de acción: 1) Derechos Humanos, Diálogo y Construcción de Paz, 2) Procesos Sociales, Culturales y de Gobernabilidad Democrática y 3) Procesos productivos y ambientales para la Equidad y el Desarrollo Sostenible.