18. Nano: con fe y humor

OBSERVATORIO - CASOS - DIOCÉSIS DE BARRANCABERMEJA

Lugar: Barrancabermeja, Santander.
Modalidad: Reconciliación.
Tipo: Antropológica y Estructural
Autores: Nano Contreras e Iglesia católica (Diócesis de Barrancabermeja)
Participantes: Diócesis de Barrancabermeja
Otros: Unión Sindical Obrera, Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras SINTAGRO, Enlace 10 televisión, movimientos sociales, obreros y de trabajadores.
Objetivo: Coordinar la historia de vida de Nano Contreras (su servicio hacía la comunidad y su fe) con el trabajo pastoral de la Diócesis de Barrancabermeja.
Timeline: Historia de vida de Nano Contreras desde la agudización del conflicto armado en los años noventa hasta la actualidad.
Duración 25 años y en proceso de consolidación
Descripción de la experiencia

La historia del sindicalismo en Colombia se puede remontar a los inicios del siglo XX con la llegada de los procesos industriales y la naciente clase obrera (Rozo, 2004); para Rozo et al (2004), los primeros sindicatos se pueden encontrar en 1906 en Puerto Salgar y Bogotá, encontrando su consolidación en la aparición de las corrientes de izquierda que fueron la línea política para la búsqueda de derechos, los cuales, para el momento, no eran contemplados por la legislación colombiana (Rozo, 2004); Duque (2015) plantea que, siguiendo a Madariaga (2006), la región del Magdalena Medio se ha destacado por tres ejes de lucha social: 1) las luchas articuladas a la cuestión laboral y obrera, el sindicalismo de las industrias petroleras de la región y la lucha por los derechos de los trabajadores; 2) el eje relacionado con la cuestión campesina y la lucha por la tierra que surgió a partir de la colonización y titulación de predios; esta movilización predominó en la década de los ochenta durante las marchas campesinas del sur del Bolívar como forma de protesta impulsada por la Coordinadora Campesina del Magdalena Medio, a la que se sumaron formas de protesta como la invasión de tierras, los bloqueos en las vías y la toma de entidades; y 3) como un grupo de conflictos sociales vinculados a la región y sus pobladores, principalmente, en las zonas urbanas orientada a la obtención de servicios públicos, solución del problema de vivienda y reivindicaciones que fueron dando forma a movimientos cívicos que pedían la paz (Duque, 2015).

De este modo, para finales de los noventa y principios de los 2000, la situación de derechos humanos de los miembros de organizaciones sindicales en el Magdalena Medio era crítica; para esa época la región era, según Espinal (1992), una zona heterogénea en la que convergían distintas luchas y procesos de movilización social como las disputas por la tierra entre campesinos y terratenientes, las huelgas de los trabajadores de la industria del petróleo, la consolidación de la industria de la palma, la aparición de la ANUC como una de las mayores manifestaciones de los campesinos, la incursión de actores armados al margen de la ley como guerrillas y grupos paramilitares que buscaban el control territorial o ejercer un poder represivo frente a las acciones colectivas que se estaban gestando, y la llegada de las Fuerzas Militares que estigmatizaron a los pobladores, entre otros sucesos que hacían de esta región un lugar de encuentros y desencuentros (Espinal, 1992).

Este tipo de organizaciones se consolidaron como proceso que, como anota Urrea et al (2020), retomando las ideas de Mauricio Archila, dieron origen a acciones colectivas que buscaban de manera comunitaria “enfrentar condiciones de desigualdad, exclusión o injusticia” (p, 125); El Magdalena Medio, fue así una de las regiones epicentro de la conformación de sindicatos, pues, la disponibilidad de recursos en la zona llevó a la consolidación de industrias como la palma o la petrolera; frente a la industria petrolera, Barrancabermeja jugó un papel clave en la movilización sindical ya que fue el lugar donde se dio la primera huelga de trabajadores (en 1924) y con ella la primera disputa no sólo con los empresarios, sino con el mismo Estado colombiano, quien las clasificó de “ilegales y subversivas”, implicando, entre otras cosas, el desplazamiento y encarcelamiento de los obreros que habían sido parte de la huelga y el sindicato (Rozo et al 2004); en medio de este encuentro entre los obreros, los empresarios y el Estado, los sindicatos se convirtieron en espacios de resistencia y crecimiento a nivel personal y colectivo cambiando, en muchos casos, la vida de quienes hacían parte de estas formas de organización, tal es el caso de Adriano Contreras o Nano, protagonista de este caso, quien pasó de ser víctima del conflicto armado a un líder sindical permitiéndole crecer emocionalmente y encontrar nuevos espacios de formación y liderazgo que le permitieron salir del círculo de la violencia en el que se encontraba su familia.

Nano es hijo de una familia campesina del corregimiento de La Gabarra, Norte de Santander, donde vivió su primera experiencia de violencia: el asesinato de un tío materno y primo, por parte de las Farc-EP, que lo llevó a desplazarse, junto con su familia, hacia Cúcuta donde su padre los abandonó lo que implicó el regreso nuevamente a la zona rural de La Gabarra; allí, Nano realizó actividades relacionadas con la agricultura y, ya con la llegada de la bonanza cocalera, ejerció el oficio de raspachín de hoja de coca; en medio del control por parte de los grupos paramilitares, La Gabarra se convirtió en una zona de disputa entre estos actores armados y la guerrilla; bajo ese contexto, el 10 de abril del 2000 el conflicto armado tocó nuevamente a su familia cuando su hermano mayor, Alexander, de quienes dependían económicamente, fue desaparecido por la guerrilla de quien no tienen información hasta el día de hoy.

En el año 2004 Nano empezó un proceso de formación sindical y se convirtió en reportero gráfico de uno de los medios locales de Barrancabermeja donde, según él, conoció las necesidades de la población y se convirtió en un “servidor” a través de la Iglesia católica en el escenario de donación de alimentos, esto lo convirtió en “un canal entre la Iglesia y la comunidad”, pues, pudo articularse con la Diócesis al mismo tiempo que encontraba su vocación de servicio; este canal, afirmó, se veía desde dos dimensiones: la espiritual y la material, es decir, le permitía acompañar procesos en donde se solventaban necesidades materiales como brigadas de salud o mercados, pero también eran escenarios en donde el evangelio se convirtió en un motor de motivación o un canal para “sembrar esperanza”.

La fe aparece en la vida de Nano como una herramienta espiritual en el proceso de sanación y resiliencia; para Hernández et al (2020), este camino de resiliencia, en medio del conflicto armado, tiene que ver con el poder que le da las narrativas a quienes han sido víctimas, esto es, “el uso de las metáforas en torno al conflicto, favorecen la resignificación del acontecimiento adverso” (2020), esta resignificación es lo que traslada el poder a quien construye las nuevas narrativas pues le da nuevos significados, a la par que le permite nombrar y recordar los sucesos; así pues, la historia de Nano da cuenta de la resiliencia y resistencia que acompaña a muchas de las víctimas del conflicto armado quienes, desde los escenarios de la movilización social y el ánimo de hacer memoria a sus muertos, han logrado salir adelante.

Fuentes.

⮚ Duque, U (2015), II Documento regional Convivencia y paz: realidad y perspectivas en la región del Magdalena Medio, En Fundación Cultura Democrática, Los procesos de paz en Colombia: experiencias y propuestas desde las regiones, Gente Nueva Editorial, Bogotá.

⮚ Espinal, MAA (1992), Conflicto armado y configuración regional: el caso del Magdalena Medio, Estudios Políticos, (2), 87-112.

⮚ González, E (2021), De La Casa de la Tortura a casa de paz: 22 Años de la Masacre de la Gabarra, ELESPECTADORCOM, Available at: https://wwwelespectadorcom/politica/de-la-casa-de-la-tortura-a-casa-de-paz-22-anos-de-la-masacre-de-la-gabarra/ (Accessed: March 28, 2023).

⮚ Hernández Salinas, L V, Mendoza Salazar, L X, & Rojas Ramírez, Á M (2020), ” Al mal tiempo buena cara”: Narrativas de humor como mecanismo que favorece procesos resilientes en un sistema familiar en el marco del conflicto armado en Colombia.

⮚ Rozo Covaleda, M, Alba Cujar, B, Colorado, DC, Rojas, E M, Moulín, N, Hernández, D, & Arévalo, J H (2004), Situación actual del sindicalismo en Colombia.

⮚ Urrea-Giraldo, F, Hawkins, D J, & Romero, D F (2020),Una mirada contemporánea del sindicalismo en Colombia, Trabajo y Sindicatos en América Latina Frente a la Emergencia del Nuevo Neoliberalismo, 16, 122.

Resultado
Nano Contreras, tras vivir diversas formas de violencia y pérdidas familiares a lo largo de toda su vida, se convirtió en un líder sindical; el movimiento obrero le permitió crecer emocionalmente y encontrar nuevos espacios de formación y liderazgo que permitieron superar las adversidades del conflicto armado para salir del círculo de violencia, además de articularlo con su experiencia de fe, servicio a la comunidad y relación con la Diócesis de Barrancabermeja.