17. Nicolasa: terapeuta popular

OBSERVATORIO - CASOS - DIOCÉSIS DE BARRANCABERMEJA

Lugar: Barrancabermeja, Santander.
Modalidad: Reconciliación.
Tipo: Antropológica y Estructural
Autores: Iglesia católica (Diócesis de Barrancabermeja)
Participantes: Diócesis de Barrancabermeja, Terapeutas populares y victimas del conflicto armado
Otros: Parroquia Nuestra Señora de los Milagros y Comunidad de Hermanas Juanistas
Objetivo: Formar Terapeutas populares que transmitieran sus conocimientos, experiencias de perdón y sanación a otras victimas del conflicto, generando espacios solidarios de acompañamiento entre victimas.
Timeline: A partir de 1998 y durante la agudización del conflicto en la primer década del 2000
Duración 25 años y en proceso de consolidación
Descripción de la experiencia

La región del Magdalena Medio se encuentra ubicada entre los departamentos del Cesar, Bolívar, Santander y Antioquia, está atravesada por el río Magdalena y establecida en uno de los valles interandinos más diversos del país; un territorio estratégico que, al mismo tiempo, ha sido una región impactada por una economía extractiva y de enclave, la cual ha generado exclusión, inequidad y pobreza para la mayor parte de los pobladores (Marín & Díaz, 2012); en medio del conflicto armado en el Magdalena Medio, uno de los mecanismos para hacerle frente al dolor fue a través del acompañamiento psicosocial, emocional y religioso con la Diócesis de Barrancabermeja y la Pastoral Social que han acompañado, durante las últimas décadas, a cientos de familias víctimas del conflicto armado en los procesos de duelo, perdón y reconciliación.

Así, por ejemplo, una de las grandes apuestas para lograr estos procesos fue el Programa Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, en donde la Iglesia participó de manera activa en su conformación junto con ECOPETROL y el Comité de Derechos Humanos de la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo USO.

En ese contexto, la Iglesia adquirió un papel protagónico en la reconstrucción del tejido social; en Barrancabermeja, la Parroquia del Señor de los Milagros y las Hermanas de San Juan Bautista, congregación de hermanas dedicadas a la promoción social de la mujer, generó un acompañamiento a los movimientos obreros y sindicales, que surgían en el país (Plata, s,f), y han formado Terapeutas populares, personas que acompañaron y apoyaron los procesos de duelo, pena, rabia y perdón de las víctimas del conflicto armado, esta estrategias se pueden enmarcar dentro de lo que se ha denominado la psicología social comunitaria donde “el sujeto juega un papel activo en la búsqueda de la transformación social y en la construcción de su realidad” (Moreno & Mojica 2013).

Para Moreno y Mojica (2013), estos procesos buscan darle un papel protagónico y una dimensión política a los procesos psicosociales para que contribuyan a la “transformación social”; Nicolasa Ardila, protagonista de este caso, es una mujer oriunda de Puerto Wilches que vive hace más de 45 años en Barrancabermeja; madre, víctima y terapeuta popular, Nicolasa narra lo doloroso que fue el conflicto armado en la región para finales de los noventa y, particularmente, tras la muerte de su hija Yolima en medio del atentado al Banco Colmena el 2 de octubre del año 2000; la experiencia de duelo y luto por la pérdida de su hija llevaron a Nicolasa a participar en los espacios de acompañamiento psicosocial y emocional a las víctimas; en principio, quien la guio y acompañó fue el padre Juan José Cárdenas, posteriormente, se vinculó a los procesos de la Diócesis de Barrancabermeja y la Parroquia del Señor de los Milagros que, por medio de las Hermanas Juanistas, gestaban talleres de rehabilitación para las víctimas; estos talleres, menciona Nicolasa, se llamaban ABRE y en ellos enseñaban sobre el perdón, el duelo, la reflexión y cómo se podía hacerle frente al miedo que dejaba la guerra por su paso.

En medio de estos escenarios, empezaron a guiar, instruir y formar terapeutas populares, personas que acompañaron el dolor, miedo y perdón desde la experiencia propia y la empatía con el otro; así, las y los terapeutas populares fueron quienes, tras pasar por el duelo, la sanación y el encuentro con la fe y Dios, empezaron a acompañar emocional y psicológicamente a otras víctimas del conflicto apoyando sus procesos de perdón, con miras a visionar una vida más tranquila; en su ejercicio, la Diócesis generó espacios de acompañamiento y apoyo para la vivencia del duelo desde las bases de la fe, un proceso en el que se dialogaba entre víctimas, se oraba y se compartía para fortalecerse desde la solidaridad y empatía.

Quienes eran terapeutas populares, en su mayoría mujeres, habían previamente pasado por momentos de dolor y, aunque cada dolor era diferente, existía un sentimiento compartido al haber sido golpeadas por la guerra; para Moreno y Mojica (2013), este tipo de procesos son claves porque, en el caso de las víctimas, los acompañamientos psicosociales que se hacen de forma comunitaria permiten construir comunidad, allí se superan de manera conjunta sentimientos como el miedo; es decir, se construyen otro tipo de lazos donde las víctimas participan de forma efectiva, permite, también, evidenciar que las prácticas y representaciones religiosas se han ido forjando en el marco del conflicto como matrices de sentido en los sujetos desplazados y víctimas de la violencia, pues, le otorgan un papel positivo, constructivo y relevante como forma de “aliviar” el dolor dando sentido al ultraje vivido y preparando para “reconstruirse” a la nueva e inesperada situación (Plata & Vega, 2015).

Asimismo, Yoffe (2014), siguiendo lo señalado por Barrientos (2005), plantea que la presencia de la red de apoyo en sí misma, más allá de las diferencias presentes entre cada credo y la participación del sujeto religioso en ella, son fundamentales en el duelo; por lo que se destaca la participación del deudo en rituales funerarios y de duelo, y en la disposición de la red de apoyo que brindan a través de pares religiosos, clérigos y maestros espirituales; en los estudios de Gorer (1965), sobre los usos y costumbres funerarias de Gran Bretaña, el autor exalta la función de los rituales por el apoyo que brindan a los deudos al permitirles hacer plegarias para el difunto y al posibilitar dialogar con familiares y amigos sobre aspectos de la vida y de la muerte del ser querido fallecido, lo que en muchas sociedades occidentales, plantea este autor, sería hoy responsabilidad de gran cantidad de enfermedades mentales para quienes han sufrido la pérdida de un familiar (Yoffe, 2014).

Las mujeres, en particular las víctimas, afirman Hoyos y Nieto (2017), han articulado múltiples estrategias y se han organizado para responder a los efectos del conflicto armado en la vida familiar y en las comunidades; estas estrategias han incluido la formación de lideresas comunitarias quienes han jugado un papel importante en la vivencia del duelo y la construcción de alternativas en medio de la guerra, así como en la reconstrucción del tejido social y las acciones de resistencia no violenta como movilizaciones, jornadas de la luz, plegarias, oraciones y otros actos simbólicos (Hoyos, et al, 2017); para autores como Freud, citado en Zúñiga (2016), los duelos generados por las situaciones de conflicto y violencia no se viven de igual modo como cuando la pérdida viene por un proceso natural; en estos casos, la víctima suele sufrir una serie de pérdidas que se suman entre unas y otras de forma violenta que no son solo perdidas de personas, sino materiales, de casa, territorios, lugar e, incluso, confianza en sí mismas y la vida.

Al respecto, el Grupo de Memoria Histórica, Memorias en tiempo de Guerra, explica cómo las personas y las comunidades han pasado por procesos más complejos de duelo en medio del conflicto armado dentro de los cuales el acompañamiento desde la fe ha sido clave; en los escenarios de las Terapeutas populares, la fe resultó ser un vehículo que moviliza para el perdón, el deseo de continuar y ser resiliente, y la oración, la palabra y el evangelio, resultaron herramientas de amor y fortaleza que nutrieron los procesos de las Terapeutas populares e hicieron parte del ejercicio psicosocial de la Diócesis; una iniciativa que, a muy grandes rasgos, generó lazos solidarios entre las victimas para, a partir de allí, construir un camino hacia la paz y la reconciliación; sin embargo, manifiesta Nicolasa, ha sido largo y lleno de retos: su experiencia como Terapeuta popular se vio reprimida por la violencia y el conflicto; a pesar de esto, el acompañamiento requirió una mirada de acogida y empatía profunda, lo que le permitió una sumergida en los acontecimientos de la historia propia y la ajena, acogiendo la realidad como el proceso que debe ser sanado; este caso, con todo, permite evidenciar que las prácticas y representaciones religiosas se han ido forjando en el marco del conflicto como matrices de sentido en los sujetos desplazados y víctimas de la violencia, pues le otorgan un papel positivo, constructivo y relevante como forma de “aliviar” el dolor dando sentido al ultraje vivido y preparando para “reconstruirse” a la nueva e inesperada situación (Plata & Vega, 2015).

Fuentes.

⮚ Hoyos, D, & Nieto García, A (2017), Procesos organizativos de mujeres y víctimas del conflicto armado y relaciones con la democracia local en el Oriente Antioqueño, Desafíos, 29(1), 139-175, Doi: https://doiorg/1012804/revistasurosarioeduco/desafios/a4484.

⮚ Yoffe, L (2014), Rituales funerarios y de duelo colectivos y privados, religiosos o laicos, Avances en Psicología, 22(2), 145-163.

⮚ Marín y Díaz (2012), Misión del Rio Magdalena Jesuitas Colombia, Documental, Audiovisual online, Vimeo, https://vimeocom/26731058.

⮚ Moreno, C Mojica, F (2013), Reconstrucción del tejido social con víctimas de violencia sociopolítica en el Magdalena Medio, Revista de Psicología GEPU, 4 (2), 9-29.

⮚ Plata Quezada, W E, & Vega Rincón, JJ (2015), Religión, conflicto armado colombiano y resistencia: un análisis bibliográfico, Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, 20(2), 125-155.

⮚ PDPMM (2015), Programa de Desarrollo y Paz, Disponible en: https://wwwpdpmmorgco/indexphp/component/content/article/16-el-programa/56-historia.

⮚ Zúñiga, L (2016), PROPUESTA PASTORAL PARA ACOMPAÑAR EL DUELO A PARTIR DE Lc 24, 13-35, Trabajo de grado presentado como Requisito para obtener el título de Carrera en Teología, Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, Disponible en: https://repositoryjaverianaeduco/bitstream/handle/10554/19588/ZunigaCadenasLuisAlberto2016pdf?sequence=1.

Resultado
Acompañamiento y apoyo por parte de Terapeutas Populares, personas quienes tras pasar por el duelo, la sanación y el encuentro con la fe y Dios, con el acompañamiento de la Diócesis de Barrancabermeja, empezaron a acompañar emocional y psicológicamente a otras víctimas del conflicto armado desde la solidaridad y la empatía; más ún, descolló un mecanismo de acompañamiento entre víctimas, incentivado por la Iglesia, a partir de la noción de compartir la fe y de apoyo mutuo en los escenarios de violencia.