42. Firmantes de paz: Reconciliación y no estigmatización

OBSERVATORIO - CASOS - ARQUIDIÓCESIS DE IBAGUÉ

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Lugar: Planadas, Tolima.
Modalidad: Paz y Reconciliación.
Tipo: Antropológica, Estructural, Teleológica y Teológica.
Autores: Jhon Correa Zambrano, consejero político del partido Comunes en Planadas, y Arqudiócesis de Ibagué.
Participantes: Arquidiócesis y Pastoral Social de Ibagué.
Otros: Consejos de Paz y Comisión de la Verdad.
Objetivo: 1) Buscar la reconciliación, convivencia y no estigmatización de los procesos de reintegración mediante pedagogías de paz; y 2) Reconocimiento y construcción de nuevos sujetos políticos y sociales.
Timeline: Desde el año 2016 hasta la actualidad.
Duración Siete años y en proceso de consolidadción.
Descripción de la experiencia

En septiembre de 2012 se iniciaron las negociaciones de paz entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-EP), los diálogos culminaron 4 años después con la firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de Una Paz Estable y Duradera en Bogotá el 24 de noviembre de 2016; tras esta firma, y en cumplimiento del punto referente a la reincorporación política, económica y social, los combatientes comenzaron una transición a la vida civil que culminó a finales de agosto de 2017; con este Acuerdo, no solo se puso fin a un conflicto armado con la guerrilla más longeva de Latinoamérica, sino que las partes acordaron la transformación de este grupo armado en partido político; al respecto, el punto dos de la agenda de paz sentó las bases para la creación del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), estableció provisiones complementarias para facilitar su participación en la competencia electoral por el poder, y determinó condiciones específicas relativas a la apertura democrática a partir de la terminación de las hostilidades; la reincorporación política de excombatientes, figura en la literatura sobre construcción de paz como un incentivo clave para avanzar en los procesos de desarme, desmovilización y reintegración, así como para evitar una reactivación del conflicto (Matanock, 2017; Dudouet, & Glessmann, 2016).

El Congreso Fundacional de este Partido se celebró en el Centro de Convenciones de Bogotá del 28 al 31 de agosto de 2017 con la participación de mil doscientos delegados (exguerrilleros, milicianos, miembros del Partido Comunista Clandestino Colombiano), así como del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, unos 200 invitados de diversos sectores de la sociedad colombiana, además de decenas de delegaciones invitadas de fuerzas de izquierda de otros países, fundamentalmente de América Latina y el Caribe; el nombre oficial de «Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común», manteniendo el acrónimo Farc, fue acordado el 31 de agosto de 2017 durante el congreso fundacional, se impuso por 628 votos frente a la propuesta de «Nueva Colombia», que logró 264 sufragios; a partir del 24 de enero de 2021 cambió oficialmente su nombre a COMUNES con el objetivo de lograr atraer nuevos sectores de la sociedad más allá de excombatientes y, especialmente, deslindarse de las disidencias farianas.

La participación de la Farc en el Congreso no es un avance menor si se tiene en cuenta que la reintegración política de excombatientes ha sido considerada un elemento clave en la transición de la guerra hacia la paz (Ishiyama & Marshall, 2017); ya que el fin último asociado a la participación de los grupos armados dentro de los mecanismos democráticos es que encuentren innecesario el recurso a la guerra para la obtención del poder, lo anterior parte de un postulado básico: cualquier partido político puede aprovechar el Gobierno o los cargos públicos para desplegar su capacidad de influencia (Ware, 2004, p, 32); de esta manera, el paso de las armas a los medios políticos es una oportunidad de alto valor, en el caso de las Farc-EP, para ejercer su influencia con herramientas democráticas y un avance tangible en cuanto a la reincorporación de esta guerrilla y la construcción de paz.

Jhon Correa Zambrano (protagonista de este caso), es el actual consejero político del partido Comunes en Planadas, Tolima; él entiende el proceso de dejación de armas como un proceso social y económico orientado a lograr que las personas en proceso de reintegración obtengan un empleo sostenible y sus familias se adapten económica, social y políticamente a la vida civil; empero, comentó que uno de los elementos que más les ha dificultado el proceso es la estigmatización: “en los medios de comunicación se han dedicado a tergiversar lo que está en el Acuerdo en materia de reconciliación, convivencia y no estigmatización, por eso hemos venido hablando de las pedagogías de paz y no estigmatización”; no se puede olvidar que los/as excombatientes provienen, en muchos casos, de zonas rurales donde diversos actores armados (estatales y no estatales) ejercieron una dominación que anclaba la vida a la lógica de la supervivencia (García, et al 2005), y muchos fueron víctimas de una violencia que les impidió convertirse en actores creativos y creadores de su propia existencia, al punto de convertirlos en actores armados, esta participación en el conflicto se puede entender como parte de un proceso de victimización en el que se es tanto víctima como victimario al expresarse la violencia directa al ser reclutado/a y expuesto/a a las lógicas deshumanizantes de la guerra donde se padeció violencia simbólica (Martínez, 2016) y, ya en la reintegración, al ser estigmatizados/as por su pasado de guerra.

Las pedagogías de paz empleadas por Jhon han sido fundamentales para integrar la espiritualidad a los procesos educativos y de acompañamiento psicosocial, desde esta orientación se favorece el crecimiento personal, la interpretación de su realidad, la superación de los prejuicios y el procesamiento creativo de los conflictos; la participación en estos procesos educativos permiten crear un contexto de libertad, igualdad y reconocimiento, facilitando el surgimiento de identificaciones positivas, procesos resilientes y articulaciones a nuevas dinámicas de vida; esto es muy significativo porque derrumba uno de los estigmas frente a los excombatientes y al partido Comunes que los totalizaban como ateos: “siempre a los que estuvimos en la montaña nos catalogaban como ateos y, pues, la realidad no es tal porque la mayoría de todas nuestras familias vienen con raíces religiosas, incluso, nosotros vivimos en un mundo de creencias, en un mundo religioso, en donde reconocemos el valor de la fe en los procesos de reconciliación y convivencia”.

Es pertinente reconocer que las acciones de Jhon, y los Firmantes de paz, se dirigen al reconocimiento del campo, su tecnificación, el campesino como profesional; desde reconciliación, paz y convivencia, anotó Jhon: “por medio de la Comisión de la Verdad se logró hacer varios eventos de reconocimiento de la verdad, pero también en Planadas, en el corregimiento de Gaitania, se hizo un evento de gran magnitud donde con la comunidad indígena Nasa hicimos un acto conmemorativo de reconciliación porque para nadie es un secreto que desde que se fundó las Farc-EP, hasta 1991 o 1993, con el resguardo indígena Nasa hubo confrontaciones armadas”; también se hizo otro proceso de reconciliación por la toma del puesto de Policía en esta región e “hicimos una llamada sobre nuestro compromiso por la paz”, reafirmó Jhon.

Este caso es un ejemplo de la prioridad de la reconciliación social entre sociedad y reincorporados que permita modificar las relaciones sociales basadas en la venganza, el odio y la estigmatización; sin embargo, los procesos de reconciliación no son unívocos, no existe la reconciliación inmediata, toma su propio tiempo, su ritmo no puede ser impuesto, implica un cambio profundo en actitudes, expectativas, emociones y sentimientos, incluso, en las creencias.

Fuentes.

• Dudouet, V; Planta, K & Glessmann, H (2016), The Political Transformation of Armed and Banned Groups, Lessons Learned and Implications for International Support, New York: Berghof Foundation, UNDP.

• García, M, Alvarado, M A, Vásquez, M L, & Sánchez, A (2005), Acción colectiva contestataria en contextos de conflicto armado en Colombia, En: Sociedad de emergencia: Acción colectiva y violencia en Colombia (pp, 153-195), Defensoría del Pueblo.

• Ishiyama, J y Marshall, M (2017), What Explains Former Rebel Party Name Changes After a Civil Conflict Ends? External and Internal Factors and the Transition to Political Competition, Party Politics, 23 (4), 364-375.

• Martínez, A (2016), La violencia, Conceptualización y elementos para su estudio, Política y Cultura, 46, 7-31, http://wwwscieloorgmx/pdf/polcul/n46/0188-7742-polcul-46-00007pdf.

• Matanock, A (2017), Bullets for Ballots: Electoral Participation Provisions and Enduring Peace after Civil Conflict, International Security, 41(4), 93-132.

• Ware, A (2004), Partidos políticos y sistemas de partidos, Madrid: Itsmo.

 

Resultado
Los discursos de odio que acompañan la estigmatización de los excombatientes se proponen mantener la calificación de criminales a las conductas posteriores a la firma de los acuerdos de paz y la dejación efectiva de las armas, puesto que se les niega la calidad de parte en un pacto de paz constitucionalmente reconocido, para justificar la segregación, animando la agresión y dinámicas de retaliación y justicia privada o por mano propia; solo el cambio de mentalidad de las comunidades receptoras puede dar espacio para que los excombatientes se reintegren de la mejor manera, lo que requiere un proceso aún en constante construcción en el departamento del Tolima.